Por: Alondra Tovar Arce

La inflación en México alcanzó su nivel más alto en dos décadas, ubicándose en 7.99% para cerrar el mes de junio de 2022, así como lo marca el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).

El último registro que se tiene de una inflación “baja” fue hace 21 años, cuando para el 2001 cerró en 4.4%, sin embargo desde el año pasado y hasta el día de hoy hemos observado como no deja de incrementar consecutivamente, tal como se muestra en el siguiente gráfico.

La inflación, en pocas palabras, es la causante de que cada vez te alcance menos con el dinero que ganas. El claro ejemplo está en productos de la canasta básica donde algunos han hasta triplicado su precio. La tortilla es uno de los más encarecidos con un precio promedio de $20 pesos el kilo, leíste bien, eso cuesta uno de los alimentos básicos para la mesa de los hogares mexicanos, otros ejemplos están en el chile, aguacate, limón, crema, jitomate y en las carnes de animal, entre otros.

Entonces, ¿A quién culpamos?

La inflación está relacionada con factores tanto externos como internos, la fluctuación en los mercados internacionales impactan directamente en los productos mexicanos, algunas de sus causantes son la contingencia sanitaria por Covid-19, la cuesta de enero, las restricciones del gobierno de Estados Unidos a las exportaciones de aguacate en Michoacán, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, así como la propia inflación de EE.UU.

Por otra parte no toda la inflación es importada, debemos tomar en consideración que una inflación elevada puede mantenerse por mucho tiempo únicamente si el crecimiento de la demanda sobrepasa el de la oferta.

“El daño de la inflación en México no se atenúa porque haya otros países con mayores ritmos inflacionarios. Tampoco la estabilidad de los precios depende de eventos fortuitos o externos,sino de la aplicación eficaz de una política monetaria independiente.” -Manuel Sánchez González, ex subgobernador del Banco de México.

Para finalizar, la recomendación está en cuidar ahora más que nunca nuestras finanzas personales, llevar un presupuesto adecuado, y evitar gastos innecesarios como los ya famosos “gastos hormiga”.