Una cafetería 100% altruista

Todo inicia cuando en la Diócesis de Tepic, en el tiempo que era obispo don Alfonso Humberto Robles Cota de feliz memoria, se decide traer una marca registrada llamada “La Casa del Catequista”, la cual es una editorial de libros pastorales y de espiritualidad cristiana. Al llegar, la ubicaron en uno de los locales de la calle Amado Nervo, al costado de la catedral, entre las calles Zacatecas y México, en el centro de Tepic.

Después de un tiempo de que la libreríaestuviera operando, el ecónomo diocesano Miguel Iglesias, asumió la administración de ella, sin embargo, pensando en todos los pagos de derechos y que además no podían vender libros de editoriales distintas, se tomó la decisión de ya no renovar los contratos y al término del compromiso se creó una marca registrada diocesana llamada “Librerías del catequista”; en la cual ya tenían la decisión sobre a cuáles editoriales comprar y qué artículos vender.

En el 2017, llega a la diócesis de Tepic, el Pbro. José Refugio Ángel Palomera (padre “Cuco”), invitado por el Obispo Monseñor Luis Artemio Flores a colaborar con él como ecónomo diocesano; al asumir el cargo, uno de los proyectos necesarios era ampliar “Librerías del catequista”.

Junto al templo de “La Santa Cruz de Zacate”, estaba un espacio de la diócesis desaprovechado, ya que solo era una construcción abandonada. En ese lugar durante los años 70, fue la casa de unas religiosas llamadas “Las religiosas del buen pastor”, las cuales daban asistencia a niñas desamparadas e hijas de mujeres que se dedicaban a la prostitución; cuidaban de ellas y les daban educación en la escuela que se encontraba a un lado de la casa (actualmente, escuela de gobierno). Por este motivo, se quedó el nombre ahí de “El buen pastor”.

En ese espacio, se visualizó construir la matriz de las “Librerías del catequista”, así que se le pidió a Monseñor Luis Artemio autorización para realizarlo, ahora ya con una visión más comercial, creando un logotipo e incluyendo mercadotecnia en el proyecto. Al aceptar el Obispo, se comenzó a desarrollar la primera parte del proyecto (crear un logotipo y registrar la marca). Así quedó como matriz, Calzada del Ejército y como sucursal, la ubicada en la calle Amado Nervo.

La Arq. Lourdes Magaña comenzó a desarrollar el proyecto, pero seguía quedando un espacio libre en la esquina. Basados en que muchas librerías tienen junto a ellas una cafetería, la diócesis decidió crear un lugar agrada‐ble y cómodo, donde la gente pudiera ir a disfrutar de un café después de comprar su libro; tomando muy en cuenta el consejo de la arquitecta de madurar la idea, pensar en crear una marca, buscar los mejores insumos, el café que les gustaría utilizar y pensar en el capital que deseaban invertir.

En Calzada del Ejército vieron prosperidad desde el inicio para un proyecto como ese, ya que en la zona hay muchas oficinas gubernamentales, pero no había una cafetería cercana donde la gente pudiera disfrutar de un buen café y de un baguette; el consejo de la diócesis ayudó y se creó la idea de una cafetería / lonchería.

El nombre surgió por la “La Santa Cruz de Zacate” (que se encuentra a solo unos metros adelante) y con éste establecido, se comenzó a crear la imagen de la cafetería, así como también el diseño de la marca. Comenzaron a trabajar en la arquitectura del proyecto a finales del 2017 y en abril del 2018, tanto la cafetería como la librería, fueron inauguradas.

La librería ya contaba con sus clientes y demanda, pero sorpresivamente, la cafetería despegó de forma rápida y en su primer día de venta, obtuvieron muy buenas ganancias. Desde antes que la cafetería fuera una realidad, se pensó con la finalidad de obtener los recursos suficientes para solventar los gastos de la casa de descanso “El buen pastor”; en esta casa uno de los gastos fijos más fuertes era el pago de la energía eléctrica, ya que el recibo llegaba sobrepasando los 23 mil pesos.

Antes de iniciar existía temor por arriesgar el capital de la diócesis, así como una gran responsabilidad al hacerlo; pero con el respaldo del Obispo al proyecto, confiaron en que todo resultaría bien.

Tras un tiempo con buenos resultados, se pensó en expandir la cafetería para ofrecer más espacio a los comensales, así que se consultó una vez más con el consejo. Al hacer cálculos y ver que había capital, comenzaron con el proyecto de expansión, derribando una de las ruinas que había de la antigua construcción. Los mismos clientes que pedían más espacio, también pedían variedad de platillos, así que se contrató a más personas; entre ellos a un chef que le diera línea al menú, lo ampliara e hiciera costeos para que todo se volviera más profesional. La panadería y pastelería al principio tenían a un proveedor pero poco a poco crearon un proyecto para estos productos y ahora son hechos por ellos mismos.

En el área del café, un barista ayudó a crear una mezcla especial con 3 granos y grados de tostado distintos (del mismo proveedor que ya les surtía). Al degustar y darse cuenta que el resultado era bueno, hicieron un contrato con el vendedor para que la mezcla fuera exclusiva de ellos, ya que la receta fue creada por la cafetería. A los conocedores y bebedores de café les ha gustado mucho, definiéndolo como un “café con sabor y aroma fuerte”.

Con todos esos cambios nació el restaurante; comenzando a ver y calcular realmente lo que podía dar mes tras mes, para mantener el proyecto de la casa de descanso sacerdotal diocesana, funcionando muy bien el plan.

La cafetería y librería son parte de los proyectos autosustentables que la diócesis ha creado con el fin de que la iglesia pueda ayudar en su economía; y no solo se sustente de la ofrenda y buena fe del pueblo, poniendo a trabajar ese dinero para generar más, para apoyar la noble causa de la casa de “El buen pastor”. Siguen siendo una institución no lucrativa, ya que el único beneficio que desean obtener de ahí, son los recursos suficientes para sostener la casa en la cual viven los sacerdotes que a lo largo de su vida entregaron todo, pero hoy necesitan de ayuda y cuidados.

Cuando el proyecto ya estaba consolidado y reconocido en Tepic, se dieron a la tarea de buscar otros espacios en ciudades distintas. Haciendo uso de las buenas relaciones que el padre Cuco creó en las distintas ciudades donde estuvo brindando servicio, recordó que durante los años que vivió en la ciudad
de Puerto Vallarta, Jalisco, tuvo el gusto de conocer a la dueña de la Plaza Caracol, quien le ofreció un espacio ahí, siempre y cuando, este fuera para un proyecto de la iglesia, además ofreció uno más para que se diera la eucaristía dominical. Con este antecedente, se contactó a la dueña, que amablemente les brindó un espacio bastante amplio y colocaron ahí el mismo proyecto (cafetería / librería). Posteriormente, abrieron también la sucursal de la cafetería en la calle Amado Nervo de Tepic y hoy tienen la idea de abrir en Talpa de Allende, Jalisco.

Cuando el proyecto fue presentado por la arquitecta al Obispo y al padre Cuco (quien estaba a cargo), los dos se quedaron viendo el uno al otro anonadados, teniendo el Obispo una mirada que daba a entender, “¿Sabes a lo que te estás enfrentando?”.

Las reacciones de los demás sacerdotes estuvieron claramente divididas; por un lado estaban los que opinaban que la iglesia no era una empresa, que eso no era a lo que ellos se dedicaban y que se estaban metiendo en problemas. Pero por otro lado estaban todos aquellos que aplaudían este proyecto, les daban ánimo y comentaban que esto iba a aportar mucho, que la iglesia necesitaba algo nuevo que apoyara en su economía, ya que no podían depender solamente de “estirar la mano”.

Pero aunque la cafetería se creó pensando en el bien de la casa de descanso de “El buen pastor”, este lugar no fue el único beneficiado, ya que este proyecto aportó también a la sociedad nayarita; desde su inicio se le apostó a los talentos nuevos contratando a chefs recién egresados, confiando en ellos y brindándoles esa primera oportunidad laboral, la cual curiosamente muchas veces se les niega precisamente por no tener experiencia. En estos años, han pasado tres diferentes chef, por la cafetería y cada uno ha agregado cosas muy distintas pero positivas al proyecto. Los meseros y baristas que colaboran ahí, son jóvenes estudiantes, que con su sueldo, se ayudan en sus estudios. Para elegirlos se busca gente que además de ser estudiantes (o recién egresados) y jóvenes, sean personas con valores bien cimentados y coincidan con el proyecto; siempre se les habla de él, no se les niega que son parte de una iglesia católica para que cada uno entienda el porqué de todo.

Uno de los valores más importantes que la “Cafetería de la Cruz” tiene, es ayudar a formar ciudadanos con responsabilidad, que vean en el trabajo la causa noble y que tengan la visión de crecer personalmente.

Otra forma en la que la sociedad fue beneficiada, es que la inauguración de la cafetería coincide con la restauración del templo de “La Santa Cruz de Zacate”; ambos proyectos cambiaron la vista de la
zona de forma agradable, ya que antes se encontraba oscura y sola. Además que a partir de que ellos abrieron, muchos más emprendedores se animaron y ahora hay bastantes proyectos similares alrededor. Algo emocionante para ellos, ya que la ciudad se sigue desarrollando.

La respuesta de la sociedad ha sido muy buena desde el inicio, recibiendo de buena voluntad al proyecto; la mayoría de los clientes son gente de la iglesia, pero también tienen muchos más de fé católica, que saben el fin de de esta cafetería y les gusta ir y para apoyar la causa, mientras disfrutan de un momento agradable.

En el futuro se visualiza a las cafeterías con al menos una sucursal en Talpa de Allende y Mascota (ambos, municipios del estado de Jalisco), además de Ixtlán del Río, Acaponeta y Santiago Ixcuintla (tres municipios de Nayarit). Lo que ha detenido su proceso de expansión, sin duda ha sido la pandemia, ya que de no existir esta, al menos ya tendrían las sucursales de Talpa de Allende y Mascota, Jalisco.

Al emprender con este proyecto se enfrentaron a un reto muy grande, ya que no hay que olvidar que ellos no son empresarios, sino un grupo de sacerdotes, que fueron aprendiendo poco a poco de todo lo necesario para operar, ganar y ofrecer calidad a sus clientes. Otro reto es trabajar con el valor de la justicia laboral con los trabajadores, más cuando estos no actúan bien y hay que enfrentarlos para que asuman su responsabilidad por los actos indebidos.

A raíz de que los resultados del trabajo de la cafetería fueron invertidos en la casa de descanso, ha habido una mejora notable en la atención que se les brinda a todos los sacerdotes. Anteriormente, a los padres no les agradaba estar ahí ya que se apreciaba como si fuera una casa abandonada y descuidada.
Se tuvo que hacer una gran inversión en la remodelación de este espacio, así como mejoras en pintura, iluminación y decoración; también se hicieron grandes e importantes cambios que tendrían resultados positivos en el futuro, como la colocación de paneles solares, que han reducido el pago de luz hasta llegar a $1,500 (en su recibo más bajo). La población de la casa también ha incrementado, ya que las instalaciones, servicios y atención ha mejorado, sumando que el ambiente es agradable.

Cualquier sacerdote puede ir de visita, pero la estancia temporal, permanencia y cuidados, solo es para los padres que necesitan el apoyo (económico, médico y/o cuidados), además que su edad o padecimientos lo requieran. Éstas solicitudes deben estar autorizadas por el Sr. Obispo. En la casa se encuentran sacerdotes de diferentes edades (siendo el mayor, de 94 años) y con distintos padecimientos, los cuales son monitoreados 24 horas al día, los siete días de la semana.

A través de esta entrevista les gustaría dar un mensaje sobre lo importante que es crear proyectos que puedan colaborar positivamente y ayuden a la sociedad a mejorar, así como invitar a todos aquellos que tienen la oportunidad y recursos (sean empresarios o desarrolladores de proyectos), que vean que es posible hacer una actividad empresarial justa con los trabajadores, generando ganancias y aportando al bien común; haciendo que la ciudad, estado y país, crezcan.

Hasta el momento el proyecto ha resultado bien, y si los ecónomos siguientes de la diócesis siguen desarrollándolo, el futuro será claro y positivo. Hace poco, pensando siempre en brindar el mejor servicio a todos aquellos que de buena fé acuden y ayudan con la causa, hicieron una remodelación, ya que aunque era muy linda al principio, con un estilo tipo jardín y techos de tela, al caer un poco de brisa todos los clientes salían huyendo por el temor de terminar empapados. Así que la arquitecta a cargo, buscó la forma de mantener el estilo pero con un techo más seguro.

De nuevo se va a expandir gracias a la demanda de todos los clientes y afortunadamente tienen el espacio para hacerlo. Además hay otras ideas de crecimiento, así como la inclusión de nuevos platillos, pero están esperando que pase la pandemia.

Uno de los proyectos que salió a raíz de la cafetería, es un pequeño salón de eventos
para 100 personas, el cual se pone a la disposición de toda la sociedad para celebrar eventos pequeños como bautizos, primeras comuniones, confirmaciones y bodas. Este lugar cuenta con todo lo necesario para disfrutar cómodamente del evento, como mobiliario, cocina, cristalería y buena ilumi‐
nación. Se encuentra en la Curia Diócesis de Tepic (Las Flores #10, fraccionamiento La Loma) y puedes hacer tu contrato o coti‐ zación en la cafetería matriz.