“Solo quiero lograr sacar lo mejor de todas las personas que se acercan a este proyecto, para que puedan entregar todo lo que tienen dentro.” – Rosaura Gascón V.
Rosaura Gascón Villa es una mujer convencida de su tiempo y de la necesidad de trabajar por el bienestar colectivo; profesionista que se ha formado a lo largo del tiempo en la sensibilidad social, la cual trabaja a través de distintos ámbitos, ya que se encuentra convencida que la transformación de una sociedad es la que da la pauta para lo que una persona puede llegar a aspirar, como la estabilidad emocional y económica, diversión, recreación, trabajo, salud, entre otras; pero también que esto es trabajo de todos los que conforman la sociedad y que se debe ser responsable socialmente.
Creció en una familia unida, conformada por 7 integrantes, viviendo una infancia muy linda con padres entregados y comprometidos con la transformación social; su madre, una mujer inteligente y trabajadora, que le gustaba leer, dedicada a las artes plásticas y políglota; convencida de que hay que trabajar en pro del otro, para que aquellos que no tienen las mismas oportunidades, sea cual sea la situación que vivan, puedan encontrar posibilidades en sus propias herramientas, con lo que tienen y como lo tienen; saber con quién trabajar, no solo en el sentido de trabajo remunerado, sino acercarse a personas que siempre nutran, proyecten, aporten y apoyen. Por su parte, su padre fue un hombre comprometido y luchador social de toda la vida, al cual le gustaba leer, viajar y conocer al lado de su esposa, dando como resultado de ambos a Rosaura y hermanos.
Estudió historia como primera carrera, pero siempre se ha dedicado a trabajar en la segunda, que es desarrollo cultural; tiene una maestría en gestión cultural y durante más de 40 años ha trabajado en la consolidación de la cultura en el estado. Su vocación nació en su familia.
La idea de fundar el Festival Internacional de Aves Migratorias (FIAM), nació de una casualidad en el 2004, mientras Rosaura trabajaba cerca del rector en turno de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN); le propusieron a la universidad formar parte de un grupo para crear un festival de aves, pero en ese momento nadie entendía lo que significaba esto, así que el rector designó a Rosaura y desde ese momento, ella no se ha separado de este proyecto tan importante, que ahora es denominado comunitario. Ella junto con otras personas del proyecto, decidieron consolidarlo y se constituyeron como una asociación civil, desde entonces no han dejado de trabajar en ello.
La misión de FIAM es luchar por la transformación del tejido social en el municipio de San Blas, que no todo el mundo lo visiona a partir de la asociación civil. Su visión es que a partir del bagaje natural que tiene el municipio (San Blas cuenta con 428 especies de aves de las 535 especies que se encuentran en todo Nayarit, que a su vez, forman un poco más de la 3ra parte del listado nacional, ya que según algunos autores tenemos 1,101 especies de aves en el país.), aprovechar y establecer 3 grandes pilares sobre la conservación y hábitat de las aves, la educación ambiental y el desarrollo sustentable.
Todo esto para potenciar la transformación de una comunidad que por mucho tiempo ha sido carente de cosas elementales, tales como la posibilidad de desarrollo; que la economía crezca, los jóvenes no tengan que emigrar para encontrar oportunidades laborales o de estudio, que deje de ser el municipio número 1 en drogadicción y alcoholismo de gente joven, que haya más espacios de recreación para todos, que las niñas de 11 años no tengan embarazos a tan temprana edad, entro otros.
Es un proyecto integral en el que Rosaura ha formado un equipo de jóvenes, porqué para ella es fundamental crear nuevos perfiles ciudadanos con gente consciente y comprometida; sin importar la edad, adultos y jóvenes deben de trabajar de la mano en busca de proyectos como este, para entregar al otro lo mejor de cada uno. Siendo para ella un privilegio poder aprender de todas estas personas en formación.
Actualmente trabaja con 40 jóvenes de entre 15 y 30 años de edad; cada año, estas personas se capacitan durante cuatro meses para trabajar dentro del festival, ya que aparte de aprender sobre el turismo comunitario, del medio ambiente, de la sustentabilidad y de otras materias, se trabaja mucho en desarrollar la capacidad personal de cada estudiante, saliendo perfilados para una vida laboral y profesional de alto rendimiento. Aprenden a trabajar, valorar, respetar, empatizar y entregar el tiempo, ánimo y trabajo para otros.
En esta época es muy complicado encontrar jóvenes que quieran dar mucho por “nada” y esto es lo que rápidamente ha desbaratado el tejido social. 360 muchachos han pasado por el proyecto a lo largo de 18 años y de una u otra manera se ha sembrado una semilla en ellos que va creciendo con el tiempo. Cualquier persona que lo desee puede participar, pero el enfoque principal son los niños y jóvenes.
Rosaura comenta: “Es más fácil construir bien sólido. No parchar y tener que seguir viendo todos los días, aquello que no nos gusta en la calle.” y esto es precisamente lo que se hace en FIAM, concientizar bien desde el inicio para no tener que corregir en el futuro.
Tiene la satisfacción de haber creado y año con año seguir trabajando en un proyecto que todo lo hace en pro de las más de 47 mil personas que conforman el municipio de San Blas; de haber tenido niños que empezaron a los 10 años de edad a ir al campamento “El niño y las aves”, que ahora son adultos, ya han sido voluntarios en FIAM y tienen un lenguaje distinto al de los demás. Para encontrar a sus voluntarios, hacen una convocatoria que tiene 3 filtros, esto con el fin de tratar que las personas que se queden dentro, tengan los mejores perfiles.
Los últimos 2 años han hecho el festival de forma virtual; jamás lo planearon o pensaron que lo podían hacer y es importante reconocer a las dos generaciones de jóvenes colaboradores que han estado durante estos años de pandemia, han hecho proyectos audiovisuales de 0 y sin saber; aprendieron y lo han hecho muy bien tan solo con un celular. En su página de facebook se pueden encontrar productos importantes hechos por ellos.
El proyecto tiene segmentos a parte de los tres pilares antes mencionados. se dividen en 4 grandes áreas:
Educación ambiental: En esta área, se llevan a cabo diferentes actividades en las cuales se incluyen a niños, jóvenes y adultos de la comunidad, para concientizar sobre la importancia de la preservación ambiental.
Jornada científico – académica: En la cual tienen una actividad llamada “En alas del conocimiento”, donde invitan a ponentes internacionales, nacionales y locales, a hablar de temas diferentes al de las aves; aquí se habla sobre el calentamiento global, del cambio climático, de preservación de los manglares, de la sustentabilidad, etc., con el fin de reafirmar la capacitación social que se debe tener en la sensibilización de la población.
Jornada artística – cultural (que se divide en 2 segmentos): “Cantos al corazón” (Un concierto en la iglesia del pueblo) y “Arte para todos” (Exposición de pintura, escultura y fotografía, de los diferentes talentos nayaritas, que trabajan todo el año para mostrar sus obras en cada edición del festival).
En FIAM tienen dos ejes transversales, los cuales son: “Recuperando mi comunidad” (Recuperación de espacios públicos de las zonas más alejadas del centro. Se trabaja con muralistas, que dejan su arte sobre aves en y para el pueblo.) y “Encontrando mi comunidad” (Segmento de promoción). En términos generales, esto es lo que se trabaja durante la semana del festival (de domingo a domingo) y todo suma más de 100 actividades.
El motivo por el cual FIAM trabaja en proyectos integrales es porque saben que la conservación del entorno no se hace sola y la gente que no tiene resueltas sus necesidades básicas (trabajo, casa, alimentación, educación, salud, etc.) no podrá conservar, precisamente por la falta de recursos. Rosaura y su equipo trabajan en la capacitación de la sociedad para que todos aprendan a tener empatía, no solo con el entorno, si no con el prójimo, estableciendo actividades que puedan retribuir en el mismo entorno en el que se encuentran.
Al principio el festival se consideró totalmente empresarial y no funcionó, entonces se decidió trabajar con la comunidad, ya que al hablarse de un festival de aves de San Blas, la gente tiene que estar inmersa. Les costó mucho, tuvieron que trabajar durante cinco años para ser reconocidos, pero hoy los esperan; lamentablemente no han podido estar ahí por cuestiones pandémicas.
Dentro de los retos que Rosaura ha enfrentado con este gran proyecto, está el de los recursos económicos; trabajan todo el año gestionando recursos para poder cubrir todas las actividades y ninguno de los que colabora en el proyecto cobra absolutamente nada, ni voluntarios, ni operativos, ni directivos y tampoco lo hacen, los que se presentan en la jornada artística.
Trabajan con la iniciativa pública, privada y de la sociedad civil, ya que la inclusión de todos en proyectos como este, debe ser la pauta para seguir trabajando en favor de los que menos tienen. Pero no regalando, sino enseñando a esas personas cuál es su valor, que se pueden hacer las cosas, que se tienen que proponer nuevas realidades y lograrlas.
Afortunadamente Rosaura ha encontrado en el camino a las personas correctas, generosas y honorables, tanto de la iniciativa privada, así como de la sociedad civil, a los que no les importa ser reconocidos, sino ayudar al otro. Con la iniciativa pública ha habido ocasiones que les ha ido muy bien y otras no tanto, pero siempre ha logrado el propósito de llevar a cabo el proyecto.
Con este proyecto, a Rosaura le gustaría dejar en la sociedad un nuevo perfil ciudadano que no signifique estar dentro de la política como una actividad, si no que tenga participación ciudadana y criterio, para saber qué es lo que se puede hacer y lo que no, que política pública les conviene y cuál no, pero a partir del entendimiento y el compromiso de corresponsabilidad social que debe de existir para ser mejores como sociedad. La gente debe aprender a razonar, a saber que tienen un valor y ejercerlo.
Ahora mismo, aparte de serla directora de FIAM, también es vicepresidenta de la fundación UAN. Otro trabajo enfocado a la estimulación de voluntades para lograr que los estudiantes tengan mejores condiciones dentro de sus carreras. Sin duda de una forma u otra busca mejorar y ayudar en la sociedad, convencida de lo que hace, sin tener un límite y actuando siempre de forma honorable. Tras haber terminado el festival el 23 de enero, ya comienzan con la planeación y preparación de la siguiente edición.
Aunque mucho se le ha preguntado si le interesa tener un cargo político, su respuesta siempre es la misma: “No me interesa ser presidente municipal ni nada político, yo no trabajo para eso, cumplo con lo que tengo que hacer en mi trabajo y en mi tiempo libre. Solo quiero lograr sacar lo mejor de las personas que se acercan a este proyecto, para que puedan entregar todo lo que tienen dentro.”
Para ella y su equipo es importante que la gente conozca este proyecto, que sepan que a San Blas no le sobra nadie y todo el que se quiera sumar es bienvenido; el festival es un proyecto consolidado por qué ha sido exigente, garantizando de esta forma que los 360 jóvenes que han participado en él (de todas las escuelas de media superior y superior del estado, tanto públicas como privadas), reflejen lo aprendido en FIAM en su desempeño escolar, en su vida diaria, en sus relaciones sociales, etc.
Rosaura invita a todos los lectores a que los busquen en redes sociales como facebook y youtube donde aparecen como: Festival internacional de Aves Migratorias de San Blas Nayarit, así como en la pagina web www.fiam.org y tal vez les pueda interesar participar después de ver todo lo que hacen, ya que como empresarios pueden obtener mucho desde el punto de vista de la conservación y la moral, pero también podrían hacer conexión y lograr convenios importantes.