Hablar de cultura, se vuelve necesario en una época, donde lo individual prevalece hasta rayar en el egoísmo.

¿Por qué hablar de cultura? La cultura es todo aquello que nos identifica como grupo dentro del contexto social. Nos da sentido de pertenencia, nos remite a los usos y costumbres de nuestros ancestros, nos vincula con nuestros pares en la intercomunicación comunitaria, nos establece pues, la dimensión sensible de construir parámetros de conducta que nos rigen y acompañan para el descubrimiento de nuestras potencialidades como pueblo.

La cultura establece también los límites que prevalecen para el buen entendimiento entre seres humanos, fortalece los conceptos de civilidad en la construcción de futuro de cada entidad, que conforman los diversos sentires de los grupos sociales. Nos conceptualiza a través de visiones miles, que permiten la amalgama del lenguaje de nuestro entorno, nos ofrece el desarrollo de nuestro espíritu y construye las ideas que provocan el devenir de los pueblos. La cultura fortalece el carácter forjador de la identidad que se somete al escrutinio cotidiano de las acciones que permean en todos los niveles de nuestra vida.

Hablar de cultura va más allá de hablar de cine, de literatura, de música, de bellas artes; hablar de cultura, es establecer un compromiso individual pero también colectivo en el constructo de mejores condiciones para todos. Hablar de ella, se vuelve necesario en una época, donde lo individual prevalece hasta rayar en el egoísmo, donde la formación educativa carece de verdadero sustento y es débil. Se hace necesario entonces, construir desde lo nuestro para fortalecer lo de todos, en la construcción de una sociedad donde su cultura refleje el bienestar de la mayoría.

A través de los procesos culturales se proyecta necesaria y obligadamente la radiografía de una sociedad, cualquiera que ésta sea. Deberá de ser entonces, que la política pública aliente el quehacer cultural en todas sus modalidades comenzando por la exigencia de una educación de calidad que fomente la lectura y propicie la formación de públicos que redundarán en la necesidad de planes y proyectos culturales sostenibles para el mejoramiento colectivo, a través de empresas culturales que tengan en su haber los propósitos de la Agenda 2030 y que provoquen al mismo tiempo, el desarrollo comunitario.

Con la creación de empresas culturales que trabajen de la mano con la sociedad se reflejará la contribución de la participación ciudadana para el fortalecimiento de la identidad de nuevos rumbos en la estructura social de nuestro país. Por eso, tenemos que aprender a hablar de cultura. Hasta aquí por hoy, nos vemos en la próxima entrega.

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Cultura por Rosaura Gascón

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